[i]Hace muchos siglos... Muchos siglos antes de lo que podamos recordar[/i] comienza a decir El Orador, cerca del balcón donde tiene una visita privilegiada de El Viajero[i]Había un grupo de élite que se encargaba de proteger las más grandes instalaciones, desde La Mente de El Estratega, a Rasputín y las grandes celdas de Arrecife.[/i] Durante unos momentos El Orador calla. [i]¿Dónde habré dejado los enagramas que me trajo el Criptarca?[/i] dice pensativo, rebuscando en su desordenada mesa, pasados unos instantes parece tener un momento de lucidez y mira a la estantería que tiene detrás suya, coge un antiguo manuscrito escrito en tinta y en un material muy antiguo llamado papel. [i]Aquí tengo el nombre del grupo de élite, se llamaba Guardias de la Oscuridad[/i] dice con un tono de voz de orgullo al haber encontrado los papeles [i]Un nombre extraño, pero la filosofía de aquel grupo era clara y definida: "No hay Luz sin Oscuridad, y cuanta más Luz hay en algún lugar, las sombras se vuelven más grandes y oscuras."[/i] Hace un receso en su verborrea y mira a los pequeños asistentes que escuchan con clara atención las palabras de la voz de El Viajero, El Orador. [i]Si, pequeños, ese grupo de élite se remonta hasta la actualidad, y es gracias a Xür, el cuál encontró perdidos en El Arrecife una nave Colonial de hace años, donde los integrantes de los Guardias de la Oscuridad se encontraban suspendidos en crioestasis. Sus espectros los han mantenido con vida hasta que han sido llamados de nuevo a las armas, justo ahora, en el momento en el que la Oscuridad es más creciente. Estos héroes se han lanzado a limpiar el universo de la Oscuridad Creciente que nos rodea... imponiendo la Luz de sus armas ante los siervos de la Oscuridad.[/i] Los pequeños asistentes suspiran mientras que unos extraños guardianes que no reconocían comenzaron a abandonar la sala de El Orador, dejando caer las capas que ocultaban los Shaders y Emblemas, en los que aparecían nítidamente las siglas GO, el ruido de la munición rellenando la recámara de las armas, y el sonido de las teleportaciones empezó a invadir el ambiente... Algún asistente, todavía jura haber escuchado el chillido de rabia de Crota y de Atheon a los pocos minutos de realizarse la primera teleportación... desde la Torre.