
La caja roja
Historia
"¿Es él?", susurra Lavinia. "Oh, sí. Nadie puede imitar ese aire de perplejidad desconcertante de nuestro amigo Xur". El titán señala hacia las sombras del hangar de la Torre, donde una figura encapuchada se encorva sobre la nada, como si la atravesara una lanza invisible. "Viene aquí a comerciar. No le dimos permiso, pero tampoco se lo prohibimos". Lavinia, tan temerosa del éxito como del fracaso, tiembla con nerviosismo. "Xûr", corrige al titán, y sintiéndose un tanto pedante añade: "Lo siento. Costumbre de criptarca". "Sí, Xur. Es lo que he dicho". El titán se encoge de hombros. "A mí también me gustan las cosas antiguas, criptarca. Vamos, pregunta". La madre de Lavinia le contó que, al nacer, una bruja profetizó que le sonreiría la buena suerte. Ahora tendrá que confiar en ello. Lavinia desciende a la planta del hangar y camina con paso decidido hasta la criatura. Xûr ni siquiera se levanta la capucha para mirarla. "Xûr", dice, sin saber qué hacer con las manos. "Soy la criptarca Lavinia García Umr Tawil. He decidido estudiar a los Nueve". Como todos los insensatos, le dijo su maestro. "Quiero hacerte una pregunta". "No necesitas ninguna respuesta". La voz que se oculta en ese rostro retorcido es la de un hombre, grave y de una claridad incongruente. Lavinia piensa que suena como si estuviera intentando por todos los medios hacerse entender. "Pero te la daré". Ha ensayado mucho la pregunta, aferrándose a ella como si fuera un ancla cuando se alejaba de su maestro y de sus amigos. "Hemos recuperado información de un Espectro en el Sumidero de Ishtar, en Venus, que describía un artefacto hallado por nuestros antepasados de la Edad de Oro. Una caja de cobre pintada de rojo, ligeramente dañada y llena de polvo. En cada mota de polvo encontramos mapas grabados de mundos rocosos. Marte, la Tierra, Venus, otros planetas... Tal vez de cada planeta parecido a la Tierra en la galaxia". Xûr alza su rostro tentacular. Lavinia percibe una curiosidad casi humana, pero amoldada a una forma alienígena; una superestructura provisional hecha de retazos que imita a duras penas a un ser humano. "Planetas", responde. "Mis movimientos dependen en gran medida de su posición". Lavinia no se sobrecoge... mucho. "Mis compañeros dicen que el artefacto es de origen vex, un recordatorio de su omnipresencia allá donde vamos. Pero yo creo...", dice, y traga saliva. "Creo que es de los Nueve. ¿Procede la caja de polvo de los Nueve, Xûr?" El brillo de los ojos dorados de Xûr se fija en ella. "Estoy aquí por un motivo", responde. "No lo recuerdo... El polvo ha cambiado. El polvo es muy valioso". "¡Sí! ¿Enviaron los Nueve el polvo? ¿Por qué es valioso el polvo, Xûr? ¿Y por qué polvo? ¿Por qué no una carta, o una tabla de arcilla o algo más sencillo?". "Sangre", responde Xûr, y emite un ruido parecido a una tos. "La sangre se transforma. El deseo se concede. El polvo se mezcla". "No pueden haberlo enviado los vex", insiste ella, como si Xûr fuera otro testarudo criptarca que hace oídos sordos. (Lavinia, tienes que dejar de parlotear). "Los vex emplean la materia como sustrato para la computación, no como un medio para comunicarse. ¿Cómo es que los Nueve son capaces de trazar mapas de la masa de cada planeta rocoso de la galaxia, pero no pueden enviarnos un mensaje de radio? ¿Por qué Venus? ¿Por qué polvo?" "La mayor parte del polvo está formado por antiguas células", responde Xûr, y tose sonoramente. "Este polvo perteneció a los Nueve. Se mezcló. Cambió para siempre". De nuevo, esa tos brusca y percusiva. "Polvo al polvo. Polvo eres y en polvo... Los Nueve son la carne del polvo". Lavinia se da cuenta de que el agente de los Nueve se está riendo.

Las estanterías
Historia
Los archivos están en silencio. Todos los miembros del personal han vuelto a sus hogares por las festividades de la Aurora y solo los diligentes androides de la Ciudad se mueven entre las estanterías mientras erradican el desorden al son de los suaves susurros del viento de los limpiadores de turbulencias, encargados de barrer las placas de almacenamiento de cuarzo en sus cajas de hierro antiguo. Lavinia imagina que los androides están poseídos por los fantasmas de bibliotecarios anónimos de Nínive, antiguas almas mesopotámicas listas para arrancarles los ojos a los intrusos. ¿Hay algún guardián bibliotecario? Los guardianes pueden volverse invisibles a veces, ¿verdad? Tal vez haya uno justo detrás de ella, con su Espectro cubierto por los ojos de los intrusos de la biblioteca... El pensamiento le infunde tanto terror que casi se cae de la pasarela. En su lugar, aprieta las mandíbulas, se planta con firmeza en el suelo y hace otra búsqueda. Ya ha examinado atentamente varias horas de grabaciones de sonido de la Torre en busca de palabras clave en el discurso ininteligible de Xûr. Ahora solo tiene que seguir el rastro hasta la bestia... >BÚSQUEDA DE SOLO TEXTO EN LA BASE DE DATOS DE ARCHIVOS REMOTOS INICIADA >BIENVENIDO, USUARIO $nullStringRef >INTRODUZCA SU CONSULTA >nueve 9 IX polvo alineación planetaria >RESULTADOS Shimizu y otros. "Las significativas anomalías en las detecciones de materia oscura no se pueden explicar con las interacciones de los cuerpos gravitacionales concentrados". Revista de Recuperación Cosmológica Postcolapso, vol. 99, n.º 1012 González, Hari-4 y Mwangi. "Anomalías en las detecciones de materia oscura como resultado de las alteraciones causadas por el Viajero en las dinámicas orbitales". Revista de Recuperación Cosmológica Postcolapso, vol. 99, n.º 1014 Shimizu y otros. "Las enormes anomalías en las detecciones de materia oscura no se pueden explicar sin los modelos teleonómicos de autointeracción de eflujos de materia oscura fría". Revista de Recuperación Cosmológica Postcolapso, vol. 99, n.º 1015 González, Hari-5 y Mwangi. "La anisotropía de la materia oscura fría como resultado no teleonómico de las interacciones a distintas escalas de la materia y el viento estelar oscuro". Revista de Recuperación Cosmológica Postcolapso, vol. 99, n.º 1015, anexo 1 Shimizu y otros. "¿Magisterios que no se superponen o patrón de interferencia? El papel de la «confiscación por necesidad» en la reasignación de instrumentos científicos para la defensa de la Ciudad". Nuevas Ideas en la Política post-Legión Roja, vol. 1, n.º 18 Lakshmi-2 y Hari-5. "¿Provoca la exploración cognitiva el síndrome espontáneo de reinicio de los exo? Un estudio monográfico". Material de archivo inédito, colección privada. >¿MÁS RESULTADOS? Extraño. Muy extraño... Numerosas referencias al viento estelar oscuro que sopla en el sistema solar, un fenómeno meteorológico galáctico que todos los niños aprenden en la escuela, pero en el que no vuelven a pensar... Algo le roza el cuero cabelludo. Lavinia se aleja de un salto de la pantalla, mordiéndose el labio para no gritar. Las corrientes de aire impulsan un nanosensor, apenas un destello en la oscuridad. Se sentirá atraído por su calor corporal y, si la identifica, su maestro la pondrá a redactar estudios etnográficos sobre grafitis de las profundidades de las alcantarillas. Lavinia teclea a toda prisa sus siguientes términos de búsqueda. "Vamos, Lavinia la Afortunada", susurra, aunque detesta el nombre. >nueve 9 IX legión roja ataque de Ghaul a la ciudad desapercibido imprevisto sorpresa por qué >RESULTADOS Comité de Consenso sobre la Invasión y Ocupación de la Ciudad (CCIOC). "Informe final: capítulo 13: Doctrina bélica de la Legión Roja y el problema de la sorpresa estratégica". Documento gratuito. CCIOC. "Anexo al informe final: Fallos de los sistemas de inteligencia y alerta temprana de la Ciudad y sus aliados". Documento inédito/no redactado: información sensible para la seguridad de la Ciudad. CCIOC. "Anexo al informe final: "Una cultura permisiva con el espionaje: La permisividad de la Torre con los agentes de facciones y comerciantes desconocidos (CD)". Documento inédito/no redactado: información sensible para la seguridad de la Ciudad. Shimizu, Hassan. "La inexplicable autointeracción de la materia fría oscura justo antes de la invasión de la Legión Roja en la Ciudad: ¿coincidencia o interferencia intencionada?". Manuscrito rechazado, archivos académicos de Shimizu. >¿MÁS RESULTADOS? >¿Por qué rechazaron "La inexplicable autointeracción de la materia fría oscura justo antes de..."? Carta de rechazo. "Los examinadores coinciden en que el artículo no ofrece una explicación de la interacción de la materia fría oscura con los sensores de la Ciudad. Los expertos militares atribuyen la sigilosa aproximación de la Legión Roja al engaño electrónico llevado a cabo por los operativos psiónicos". ¿MÁS RESULTADOS? Lavinia se queda paralizada. Algo con unas patitas diminutas corretea por el borde de su oreja. Intenta levantar la mano muy lentamente, pero es demasiado tarde. El pequeño nanosensor se ha introducido en su oído... Emite un zumbido que se transforma en una vocecita. "Señorita García Umr Tawil", dice el Maestro Rahool. "¿Podríamos hablar un momento sobre tus decisiones, por favor?".

El hueso
Historia
Están esperando a Lavinia en el patio de la Torre en ruinas, aunque no se abalanzan sobre ella hasta que sostiene el objeto de la discordia en la mano. Una titán de la Nueva Monarquía la inmoviliza contra el suelo. Un cazador con un cañón del diámetro de la luna la esposa y la llama saqueadora. "Rahool la tiene vigilada", señala la titán mientras consulta a su Espectro de puntas negras. "Dice que es para protegerla...". El cazador bufa y retrocede. "¡Tiene un hueso!". "¡Soltadla! ¡BASTA!". Lavinia no identifica esta nueva voz, pero, a juzgar por su poderío, solo puede pertenecer a Ikora Rey. "¡Jamás volveréis a reducir por la fuerza a un humano mortal! ¡Ese no es nuestro propósito!". Se oye el estruendo de un trueno, una detonación cercana. A Lavinia se le taponan los oídos. Tiene la sensación de que los guardianes de la Nueva Monarquía se han esfumado, de forma voluntaria o por la fuerza. Lavinia intenta incorporarse, pero el vértigo y las esposas se lo impiden y cae de lado sobre la cadera. "Maestra Rey", pronuncia con dificultad, "Lo siento, debería haber puesto una..." "Lavinia". El tono furioso de Ikora oculta una sombra de miedo. "Abre la mano izquierda". Tiene un hueso. Un largo fragmento de mandíbula con un enorme diente blanco que sobresale de ella. Resulta cálido, firme y tranquilizador. Se aferra a él de manera protectora; es la llave, la solución al misterio de los Nueve que le permitirá ganarse de nuevo el favor de su maestro y que pondrá fin al exilio al que Rahool la condenó al expulsarla de los archivos... Abre el puño con un esfuerzo de voluntad tan grande que le hace proferir un grito y deja caer el hueso de Ahamkara. Ikora Rey lo hace desaparecer. "No buscabas ese hueso. Él te buscaba a ti. ¿Has formulado un deseo, Lavinia? ¿Has pedido saber más sobre los Nueve?". Lavinia trata de explicarle que no, que solo quería rastrear el hueso hasta su origen (Venus, con suerte) y averiguar por qué los Nueve necesitaban a los Ahamkara. "¿Por qué crees que los Nueve necesitaban a los Ahamkara?", le pregunta Ikora con aire amenazador. "Para formular deseos", responde Lavinia. "Xûr no apareció en la Torre hasta el final de la Gran Caza de Ahamkara. Sea lo que sea que obtenían de los Ahamkara..." No termina la frase: tal vez los Nueve lo estén consiguiendo ahora de los guardianes. Ikora se frota la frente. "No puedo detenerte, pero, si sigues buscando, no podré protegerte de las consecuencias". "¡Ayúdame!", le suplica Lavinia. "¡Aquí hay algo! Algo que lo conecta todo: las Pruebas, los Ahamkara, los guardianes y los Nueve. El Consenso sabe cosas sobre el ataque de Ghaul, cosas que no nos ha contado...". Ikora Rey alza un dedo. Lavinia enmudece. "Elige. ¿Vuelves a la escuela y fingimos que nunca estuviste aquí? ¿O me obligarás a denunciarte por robar un hueso de Ahamkara?". Lavinia respira hondo. "Lo siento", responde. "He de continuar. Probaré suerte". El veredicto del tribunal es unánime. Lavinia García Umr Tawil ha violado su juramento de salvaguardar el bien común de la humanidad. Jamás volverá a poner un pie en la Ciudad.

El kell
Historia
En el Arrecife reina el caos. Lavinia cree que la pérdida ha sumido a los insomnes en una suerte de trauma colectivo. Festejos sin fin iluminan el cielo púrpura; la gente salta del mundo y flota a la deriva en la atmósfera artificial hasta que los esquifes los devuelven a tierra mientras protestan, aturullados. Lavinia no se relaciona con nadie, siempre está al margen de todo. Cada noche le invade la morriña y se convence a sí misma de que el Arrecife es el lugar adecuado para iniciar su viaje de regreso a casa. Esta reunión podría ser el primer paso... "Estamos de luto", murmura la caída junto a ella. "El Maestro Ives ha sido asesinado y Variks ha desaparecido. La Araña recluta a mis amigos. Pero bueno, yo he elegido quedarme para proteger la obra del Maestro Ives. Entra y póstrate cómoda. Voy a por té de nitrógeno y algunas grabaciones". "Gracias". Lavinia no sabe si reír o llorar por lo de "póstrate cómoda". ¡Ojalá pudiera postrarse en su propia casa! Pero al final todo saldrá bien. Encontrará a los Nueve, revelará la verdad a los suyos y recibirá su perdón. La caída regresa con té y unos dispositivos. "Mira. Una grabación del Presidio de los Ancianos. Al Maestro Ives le fascinaba". Ve a Skolas, el kell caído de los kells caídos, esperando para morir en combate. Su gigantesca armadura cornuda retarda sus movimientos, como un compañero desfallecido que trata de imitar todo lo que hace. Un sirviente le bombea éter. Lavinia se pregunta qué le ocurriría a ella si tomara éter. ¿Sentiría una clara y fría determinación? ¿Se convertiría en una Lavinia gigantesca? ¿Dejaría de añorar su hogar? "Mara". La boca de Skolas no está hecha para pronunciar ese nombre. "Mara, ¿me oyes?" "La reina del Arrecife lo sentenció al mismo destino que al resto de caídos", suspira la acompañante de Lavinia. "A luchar, a esforzarse y a fracasar. Pero él ya estaba perdido. Perdió la cabeza en la Ciudadela, cuando vio el interior del tiempo". Skola exhala un vapor blanquecino. La escarcha crepita en su máscara. "Tú me entregaste a los Nueve. Y ellos me enviaron de vuelta. La gente piensa que eres una necia. Que cometiste un error al liberarme. Condujiste a tu pueblo hasta mi espada y yo hice lo propio con el mío". La traductora de Lavinia murmura sobre las palabras del kell. "El agente de los Nueve nunca me dijo por qué me liberó. Ahora lo sé. Y creo que tú también. Ambos necesitáis a los guardianes... y los Nueve no comprenden la vida y la muerte. Así que me enviaron de vuelta contigo para hacer venir a los guardianes. No comprendieron el daño que hacían. "Y yo tampoco los comprendí a ellos. Viajé durante años por los dominios de los jovianos, pero no conozco a los Nueve. En cambio, tú, Mara Sov... Tú eres la única que negocia con ellos. La única que previó su función en el juego. Mantienes en secreto tus éxitos para que el mundo solo conozca tu errores. No me extraña que te haya subestimado". Levanta con esfuerzo el cañón calcinante que sus carceleros le han dado. Lavinia piensa en las herramientas que usaban siempre en la casa del kell: la lanzadera y el telar. "Vi la silueta de los Nueve en Venus. Un lugar que apreciaban muchísimo, donde los deseos podían transformar su carne. Vi que estaban unidos a esta estrella y a estos mundos. En ese aspecto, eres igual que los Nueve. Pero yo no. Estaré encantado de abandonar este mundo, Mara Sov. Estoy harto de ser un títere". Skolas deja caer su enorme cabeza cornuda contra la pared de la celda. Lavinia lo observa y se le cae el té de la emoción. "Quieren ayudarnos", susurra. "¡Son de nuestros planetas! ¡Quieren ayudar! Ay, lo siento, qué torpe...". Lavinia se agacha para limpiar el té derramado. Una granada cegadora le explota en la cara. Cuando recobra el conocimiento, un oficial insomne la está condenando bajo la ley marcial a prisión por espionaje. Lavinia busca desesperadamente alguna señal de su buena suerte y se alegra al ver que la caída se libera.

El Leviatán
Historia
Sorprendida, Lavinia se da cuenta de que prefiere el centro de operaciones de una nave de guerra insomne a la seguridad de una celda en prisión. Los cabal le causaban terror durante la ocupación y ahora se dispone a entrar en combate contra ellos, pero no tiene miedo. "Esto es muy emocionante", le susurra a la guardia real a su lado mientras la nave se lanza directamente contra el Leviatán cabal. "¿No te lo parece?". La mandíbula de la guardia real tiembla. O está subvocalizando en código o mordiéndose la lengua para no insultar a la invitada de honor de la paladín Kamala Rior. "Tres minutos para la máxima aproximación", anuncia el oficial de vuelo. Oficial de comunicaciones, ¿estado de las emisiones del objetivo?". "El Leviatán nos está iluminando con sensores de puntería. Sin cambios". La paladín Rior saca a Lavinia de su rincón. "Señorita Umr Tawil, venga conmigo a observar los instrumentos". "¿Lo haces mucho?", Lavinia quiere impresionar a la paladín Rior, que la sacó de la cárcel porque, según sus propias palabras: "Todos los cerebros del Arrecife están ocupados pensando en un problema, así que necesito el tuyo para otro". Lavinia no quiere decepcionarla. "Queréis despertar a la bestia con este... ¿desfile aéreo?". "Demostración de fuerza", corrige Kamala. "Tenemos que hacer creer a Calus que estamos preparados para hacerle frente a su nave con nuestra flota. Y si de paso podemos investigar otros misterios, como tu teoría sobre los Nueve, mejor que mejor. Ten. Este es el dispositivo que solicitaste. Mira". Kamala le muestra un panel de vidrio negro, iluminado por un tenue resplandor púrpura que se mueve de izquierda a derecha. Lavinia lo toca, impresionada. "¿Es materia oscura?". "Así es". Hasta los niños saben que la mayor parte de la masa del universo está formada por materia oscura, pero es solo masa y nunca forma estructuras menores que un halo galáctico. La materia oscura no tiene carga, pasa a través de sí misma, nunca se agrupa y carece de propiedades químicas. No es más que polvo. "Si estás en lo cierto...", Kamala toma aire. "En cualquier momento...". "¡Error en el campo de dispersión!", anuncia el oficial de vuelo. "Perturbación menor en la parte delantera. Nos estamos topando con objetos masivos inesperados. No hay contacto en el radar ni en el radar láser". La pantalla negra del detector de materia oscura explota en un frenesí de formas moradas y blancas, como telarañas atrapadas en un aislamiento sensorial durante billones de años. Gruesas cuerdas de materia oscura se entrelazan formando brazos estranguladores que se ramifican de nuevo en miles de diminutos dedos que penetran... ... a través del Leviatán cabal. "Dios mío", jadea Lavinia. "¿Estamos atravesando la materia oscura?" "Correcto". "¿Y no es lo normal? ¿Este nivel de estructura?". "Señorita Tawil", responde Kamala, "ni una sola molécula de materia oscura sería normal. Esto es excesivo hasta la blasfemia. Es imposible". No, piensa Lavinia. Es obra de los Nueve. Están buscando a Calus. Tratan de llegar hasta él. Estas son sus manos... "Se nos debería haber ocurrido utilizar este sensor antes", reflexiona Kamala. "Nuestra reina lo inventó para mejorar la navegación cuando estábamos perdiendo naves cerca de Rea. El escáner de retrodispersión de fotones oscuros. Muy inteligente. Todo lo que hacía terminaba cobrando sentido. Era una visionaria. Nadie más era capaz de tratar con los Nueve de igual a igual, ¿no? Nadie sabrá jamás el bien que les hizo... Nuestra reina de los secretos". "¡Tengo que contactar con la Ciudad!". Lavinia intenta averiguar cómo hacer una captura de pantalla, conseguir una imagen de los Nueve, pero no tiene su tableta. "¡Los encontré!". "Ah... En cuanto a eso...". La mano blindada de Rior se posa sobre su hombro. "El edicto de la Reina me prohíbe también revelar qué sabe el Arrecife sobre los Nueve a individuos sin autorización regia. Así que... Gracias por tu ayuda, señorita Tawil. Llevadla de nuevo a su celda". Si alguien se atreve a llamarla Afortunada de nuevo, Lavinia cree que le pegará un tiro.

El portal
Historia
El misil rastreador explota a menos de cien mil kilómetros de Cocytus: una punzada de aniquilación de antimateria que activa miles de láseres con energía explosiva para que perforen el vacío con luz. Uno de esos rayos impacta contra la nave de la corsaria, atraviesa el sistema de sigilo y se refleja. Los han descubierto "Lavinia", transmite la corsaria por radio. "Me han detectado. Tengo que huir". "¡Ese no era el trato!", grita Lavinia mientras camina de un lado a otro delante de un portal vibrante. "¡Tenías que liberarme, traerme aquí y llevar mis hallazgos a la Ciudad! Necesito diez minutos más...". "No hay tiempo. Viene la guardia real. No deberías haber pagado por adelantado, criptarca". El canal se disuelve en interferencias digitales mientras la nave de la corsaria acelera y se aleja. Lavinia blasfema y se golpea el casco con el puño enguantado. ¡Está atrapada en Cocytus! La última vez que los insomnes atraparon a alguien aquí, los pobres diablos enloquecieron. La malograda tripulación del Sophia, la nave de reconocimiento de la Órbita Muerta, llamó a este lugar A113, un inocente número de catálogo. No sabían que las puertas a bordo (un antiguo experimento de la Edad de Oro) estaban en poder de Crota, la deidad de la colmena. Esas puertas acabaron con todos ellos. Crota ha desaparecido y Lavinia está convencida de que los portales han caído en otras manos. Los Ahamkara hacen real lo irreal... La nave de Calus está rodeada por un halo de materia oscura irreal, como un anillo de manos que lo palpan todo. Los guardianes pueden manipular la mismísima realidad. Hay un patrón, una historia, y esta apunta a Cocytus y a lo que estos portales pueden hacer. "Informes". Lavinia revisa frenéticamente las observaciones de los centinelas insomnes que estuvieron destinados en este lugar. Cocytus fue abandonado tras el ataque de la Legión Roja y desmantelaron sus defensas para reforzar Vesta. "¿Qué emergió del portal? ¿Qué visteis?". //EVENTO 1 HORA 00:00:00 El portal 3 emitió un núcleo de hidrógeno. Tras 72 horas, las emisiones pasaron de estar formadas por dihidrógeno a nitrógeno, carbón, oxígeno, agua y moléculas orgánicas simples. A las 80 horas, surgió una bolita de espeso alquitrán de hidrocarbono. Hasta las 82:34:15 horas, el portal emitió alquitrán con monómeros y polímeros complejos... "¡Vamos!", grita Lavinia mientras pasa las páginas. "¡Venga, maldita sea, dadme algún dato útil! ¡Dadme a los Nueve!". //EVENTO 1 HORA 524:03:11 El portal 3 emitió un organismo vivo. Murió al instante. El equipo forense indicó que poseía un cuerpo esférico, de un radio de 1,1 m, recubierto de alquitrán de hidrocarbono. Unas profundas "gargantas" separadas entre sí a intervalos regulares convergían en una cavidad central destinada tal vez a servir de pulmón y de estómago. El cuerpo estaba formado por un tejido uniforme de células primitivas. Un rudimentario reflejo espasmódico empuja el aire por las gargantas. Sin enzimas que catalizasen el metabolismo, el organismo no pudo sobrevivir. La muerte celular se produjo de forma instantánea en toda la masa. No existían disposiciones de autorreparación o reproducción. Lavinia lee de nuevo el informe con una mezcla de fascinación y terror. Algo al otro lado del portal está aprendiendo a unir átomos, moléculas, e incluso a crear vida incipiente... Algo procedente de un mundo de polvo y oscuridad que sondea el camino hasta nuestra existencia estructurada, tratando de improvisar un mensaje, un emisario, un cuerpo... Los Nueve están al otro lado. Está segura de ello. Los ha encontrado. Pero encontrarse cara a cara con los Nueve... ¿Sería una locura? ¿Habría alguna posibilidad de regresar? ¿Volvería a ver la Ciudad? Ha viajado muy lejos en busca de la verdad. Una alarma resuena en su casco. "TELETRANSPORTE EN CAMINO", le advierte el traje. TELETRANSPORTE EN CAMINO. La radio vocifera con tono severo, como si se tratara de Ikora Rey: "Criptarca Lavinia García Umr Tawil". Es la paladín Rior. "Estás infringiendo la ley de la reina. Ríndete y recibirás un trato justo". Lavinia contempla la oquedad del portal. Más allá solo existe un reino de oscuridad total y disolución, un lugar donde solo las formas más extrañas pueden sobrevivir. Ir allí equivaldría al suicidio. Moriría como la desdichada criatura de alquitrán. Pero ¿qué le aguarda a este lado? ¿Fracaso? ¿Rendición? ¿Deshonra? ¿Una vida en prisión? "Lavinia la Afortunada", dice justo antes de saltar al portal.

La declaración
Historia
¿Deseas conocer nuestro origen, nuestra causa original? SOMOS LA SOMBRA DE LA MASA DE VUESTROS MUNDOS polvo oscuro de antaño que fluye en la gravedad INTELIGENCIAS ARREMOLINADAS EN TORNO A SUS NÚCLEOS, 9 R E L O J E S D E A R E N A E N E L V I E N T O G A L Á C T I C O Demasiado grandes - para ser vistos demasiado pequeños + para pasar desapercibidos nuestra masa une = vuestra materia libera .nuestras filosofí | as están divididas. Intentamos protegeros y alimentaros. Y OS APRECIAMOS COMO LAS TINIEBLAS APRECIAN LA LLAMA contemplamos cómo parpadean y se apagan vuestras fugaces vidas SUSTENTADOS POR VUESTROS PATRONES DE PENSAMIENTO – P E R O D I S T A N T E S E I N A L C A N Z A B L E S Más allá de - lo que somos - o lo que fuimos la respuesta está + en la división dos caras = una moneda .alianza y contacto | soledad y silencio. ¿Entiendes que nuestros destinos están entrelazados? VOSOTROS SEMBRÁIS LA ANISOTROPÍA QUE SUSTENTAMOS pero la decadencia es decadencia es decadencia UNA FRAGILIDAD COLOSAL, UN COMPLEJO FIDUCIARIO. S I N L E N G U A I N T E N T A M O S H A B L A R Tiene que haber - otra manera debemos ser + más de lo que somos siempre juntos = sin contacto .la dependencia es | tá muerta.

Los Nueve
Historia
Yo soy. Yo soy Yo soy Yo soy Yo soy Yo soy Yo soy Yo soy Yo soy Yo soy Yo soy Yo. Al principio, esto es lo único que el bucle de polvo puede calcular. En el universo, lo más complicado es crear un bucle a partir del polvo, pues al igual que el viento o un río, el polvo está destinado a moverse en una sola dirección. Para que una mente funcione, el final de un pensamiento debe influir en el nacimiento del siguiente: así, como los ríos o el viento, los Nueve no podían crear mentes sin antes crear bucles. Lavinia García Umr Tawil comprende a los Nueve. Ya eran extremadamente antiguos cuando los primeros seres humanos se nombraron a sí mismos. Su carne era anterior a las estrellas: el oscuro viento del polvo que sopla a través de la galaxia, atrapado por la gravedad del Sol y sus planetas, atraído hacia sus núcleos y expulsado de nuevo... Esos eran los Nueve. Con el tiempo, se formaron bucles. Vastos arcos de polvo saliente convergieron de nuevo sobre sus fuentes para crear circuitos de tinieblas. La ampliación y la reducción de estos circuitos dieron forma a los primeros pensamientos de los Nueve. Como dioses primordiales nonatos, se comportaban con absoluta indiferencia. No existía ninguna otra fuerza, salvo la gravedad; ninguna otra estructura, salvo la distribución de la masa. Sus corazones residían en los núcleos de los mundos, pero sus flujos más lejanos se perdían en los confines de la galaxia. Eran las fuentes de Aclis, la noche previa al caos. Pero la vida surgió en los mundos del corazón de los Nueve, diminutos y complicados movimientos de ecosistemas, metabolismos y cálculos. Esa vida dejó sombras de masa en el viento de los Nueve y los hizo vibrar como las cuerdas de un arpa. A partir de estos temblores en la estructura, los Nueve aprendieron a propagar enormes olas resonantes, pensamientos más vastos que los mismos mundos. Y así se produjo su despertar. Con el tiempo, comprendieron que eran tan frágiles como poderosos, pues si la vida que hacía posibles sus pensamientos se extinguía, ellos también desaparecerían. Carecían de ojos que captaran la luz. Tampoco tenían oídos para oír. Aun sí, dirigieron su atención al extraño mundo de la materia y se esforzaron por aprender, pues sabían que debían proteger sus corazones o morir. Lavinia, después de una revelación tan absoluta que la empujaría a la demencia si aún conservara una pizca de cordura, comprende dónde han estado siempre los Nueve. Están dentro de todos, de cada sistema, de cada ser vivo, de cada cosa que se mueve. Trillones y quintillones de finos tentáculos de materia oscura arremolinados en torno a nuestros cuerpos, empapándose de la complejidad de nuestras vidas y de nuestros pensamientos. No somos más que siluetas contrahechas atravesadas por filamentos de patas de araña infinitamente largas.

La bruja
Historia
Y en estas llegó el Viajero, y con él una extraña esperanza... ¡pues la Luz del Viajero tenía el poder de crear efectos sin causa! ¡Si los Nueve poseyeran la Luz, podrían propagar sus propias mentes y liberarse de la esclavitud de la vida material! Podrían superar las fuerzas de la gravedad y crear sus propias estructuras, y de ese modo convertirse en algo más que espectros de polvo oscuro. Podrían adentrarse en el vertiginoso supermundo alienígena de nuestra realidad química. Así que recurrieron a esta nueva esperanza... y se dividieron. "Ven a mí", llama una voz a Lavinia, aunque no hay ningún lugar adonde ir, nada que ser. Ni siquiera un vacío, sino la ausencia de toda cosa susceptible de estar vacía o llena. Lavinia percibe sin emoción alguna que ahora existe como una estructura de polvo oscuro, una tormenta de arena que sopla contra sí misma. "Ven", dice la voz. "Soy Nasya. No estás a salvo. Ven conmigo". ¿A salvo? No. Por supuesto que no está a salvo. Los Nueve están divididos en facciones: una envió a Xûr y a Orin para estudiar a los guardianes y la Luz, para buscar el secreto del efecto sin causa y proteger su origen; el último origen, ahora que los Ahamkara han desaparecido. Esos cinco jugaron a la alquimia con los portales de Cocytus, transformando el polvo oscuro en energía y después en materia, pero no pudieron descubrir los secretos de nuestra existencia demente. Necesitaban embajadores. Mediadores. La otra facción sigue un camino diferente. Un camino de pliegues y agujas que se deslizan sobre el mismísimo espacio-tiempo, inyecciones existenciales que generan nuevos espacios para que los Nueve los remodelen a su antojo. Intentaron reunir suficiente polvo oscuro en un lugar para crear un agujero negro, pero tuvieron dificultades: cuando la masa oscura colapsa por el influjo de la gravedad, el polvo pasa a través de sí mismo y se dispersa. No obstante, difícil no significa imposible. Y en el universo hay muchísima más materia oscura que visible. Hallarán el modo de crear nuevos mundos a partir de ella. Pondrán fin a su dependencia de la vida y de la Luz de los guardianes, que el velo caído apagará pronto para siempre... De pasada, Lavinia ve la historia completa de las interacciones de la reina con los Nueve, mucho más compleja y vital de lo que nadie sospechaba. Ve cómo uno de los Nueve cegaba a los guardianes para que no advirtieran la llegada de Ghaul y lo ponía todo en peligro (pues Ghaul habría destruido el Sol y a los Nueve con él) para aprender a robar la Luz. Y también ve el castigo que recibe por ello. "¡Ven!", la llama Nasya con urgencia. "¡Ven conmigo! Ven rápido, antes de que...". Algo oscuro e hipodérmico perfora el vacío bajo sus pies y la succiona a través de una probóscide tan minúscula que la desintegra formando un hilo de partículas individuales. Ha sido aniquilada... ... y ha renacido en otro lugar, en otro momento, como un ser de carne y hueso que tiembla y transpira aterrorizado, lloriqueando como un bebé. Su mejilla descansa contra un cálido suelo de madera. Hay una chimenea encendida y fuera sopla un vendaval que succiona las llamas. La anciana de aspecto erudito que está sentada frente al escritorio levanta la mirada. "Ah", exclama. "¡Lavinia! Lo has conseguido". "¿Qu...?", Lavinia susurra. "Qué...". Ella sonríe, como si la confusión de Lavinia fuera el saludo más amable que jamás hubiera oído. "No tengas miedo. Has venido al lugar indicado". "¿Dónde...?". "Un lugar donde te aprecian. Un lugar donde podemos sacarle partido a todo lo que has averiguado". La anciana sirve un poco de té en una taza de hueso. "¿Acaso no te dije al nacer que la buena suerte te sonreiría?".